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Economía sostenible: hay un color para cada desafío existente
Publicado por Kosmos
03/02/2024 08:02h
La economía también es importante para llegar a tener un mundo sostenible
En este artículo
Las tonalidades frías propias del invierno, el verde asociado a la primavera, los matices radiantes vinculados al verano o los tonos marrones oscuros del otoño como protagonistas. Así como la naturaleza está llena de colores que debemos preservar, una economía sostenible también cuenta con una variedad de colores.
La conciencia por el cuidado de la Tierra y de los seres que la habitan ha experimentado unos avances sin precedentes. A menudo, esto se debe a que las consecuencias de cuestiones como el cambio climático tanto para el medio ambiente como para la sociedad son cada vez más evidentes.
Para avanzar hacia un futuro sostenible, debemos reorganizar la forma en la que entendemos el mundo e interactuamos con él, para garantizar que nuestras acciones no tengan un impacto negativo. Para ello se crean conceptos como economía verde, azul, naranja y amarillo, y cuando hablamos de protección del medio ambiente a través de estos colores intentamos despertar áreas que requieren especial atención.
Economía verde
Propone a las personas y a las organizaciones alternativas sostenibles en aspectos como el consumo de recursos naturales o la gestión de residuos, entre otros. Así busca afrontar desafíos como la emergencia climática.
Economía azul
Se enfoca en la creación de procesos productivos que simulen el comportamiento de la naturaleza, aprovechando al máximo los recursos naturales y sus residuos. Su objetivo se centra en la conservación del ecosistema marino, así como la de otros hábitats.
Economía naranja
En ella, se estimula el conocimiento y la innovación para encontrar soluciones sostenibles a desafíos como el cuidado del planeta. Los productos y servicios, además de rentabilidad, buscan el progreso cultural de la sociedad.
Economía amarilla
Se centra en la tecnología y la ciencia para hacer más eficientes los procesos productivos. Entre sus ventajas, destacan la reducción de costes y de recursos naturales, generando un impacto directo y positivo en el entorno.
Economía negra
Es la cara opuesta de todos los modelos anteriores. Esta tipología recoge actividades ilegales como el tráfico de estupefacientes, el lavado de activos, terrorrismo, etc. Tiene consecuencias negativas en la sociedad, como la desigualdad o inseguridad.
¿Cómo podemos contribuir a una economía sostenible?
Como se mencionó anteriormente, es responsabilidad de todos limitar el impacto negativo que nuestras actividades tienen en el planeta. A continuación te presentamos cinco buenos hábitos para lograrlo:
Consumir de una manera responsable
Esto se aplica tanto a los productos como a los servicios que utilizamos. Esto incluye medidas comunes como hacer la compra de manera comprometida. Es decir, no comprar más alimentos de los que se necesitan, elegir productos de proximidad y de temporada, etc.
Utilizar la regla de las tres “r”
Reducir, reciclar y reutilizar, para poder prolongar la vida útil de los productos o contribuir a que, con sus residuos, se produzcan otros productos, haciendo que necesiten menos materias primas.
Apostar por una movilidad sostenible
Según las Naciones Unidas, "en la mayoría de los países de altos ingresos, el transporte personal es el ámbito de estilo de vida que deja una mayor huella global”, con emisiones de gases de efecto invernadero duplicándose desde la década de 1970. Si es posible, ir en bicicleta o viajar en transporte público es la mejor opción de movilidad.
Aprovechar la economía colaborativa
Al centrarse en ubicaciones o aplicaciones usadas, puedes ahorrar dinero y, al mismo tiempo, darle a tu producto una segunda oportunidad. Algunas opciones son el trueque de productos como libros, compartir vehículo, etc.
Haz de tu entorno un lugar más eficiente
Adquiere electrodomésticos y otros aparatos electrónicos que, a nivel energético, sean óptimos. Esto no significa necesariamente que tengan que ser nuevos. De hecho, cada vez está más de moda la opción de comprar productos reacondicionados. También puedes contribuir a través de otras acciones, como mantener tu hogar a una temperatura constante o utilizar fuentes de energía renovables a través de la instalación de placas solares, si es posible.
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