¿Buscas un préstamo con aval? En Credilemon te ayudamos a elegir entre los mejores préstamos con aval del mercado. Compara las mejores opciones, desde avales bancarios hasta garantías con tu coche o casa. Encuentra en Credilemon los mejores préstamos con aval adaptados a tus necesidades. ¡Asegura tu financiación hoy!
Al solicitar un préstamo, es importante considerar varios factores para elegir la opción más adecuada, ya que cada préstamo tiene características únicas. Una de esas variables es el aval, un componente común en algunos créditos que suele generar muchas preguntas. Desde Credilemon, queremos aclarar todas las dudas que puedas tener sobre los préstamos con aval, para que cuentes con toda la información necesaria antes de tomar una decisión. ¿Comenzamos?
Primero, es esencial entender que un aval es una garantía que debemos proporcionar para asegurar el cumplimiento de una obligación económica. Por lo tanto, los préstamos con aval son aquellos en los que, al solicitar un crédito, ofrecemos una garantía al prestamista para asegurarle que devolveremos la cantidad prestada. Así, en caso de que no podamos devolver el dinero, nos veremos obligados a cubrir la deuda con nuestro aval.
En los préstamos con aval personal, contamos con una persona que se compromete a asumir nuestra deuda en caso de que no podamos pagarla. Es decir, si tras solicitar el préstamo no podemos cumplir con el pago, la responsabilidad recae sobre el aval, quien al firmar el contrato se ha comprometido a cubrir la deuda con sus recursos o bienes. Los avalistas tienen las mismas obligaciones que el titular del préstamo y están sujetos a las mismas condiciones crediticias. Si el avalista tampoco puede pagar la deuda, puede ser embargado y aparecer en listados de morosidad.
Es importante tener en cuenta que el avalista puede reclamar al prestatario el reembolso del dinero que haya pagado. Además, la responsabilidad del avalista puede ser heredada; por lo tanto, si el avalista fallece, sus herederos asumirían el compromiso del préstamo.
Los préstamos con garantía se diferencian de los préstamos con aval en que, en lugar de contar con una persona o entidad que garantice la devolución de la deuda, se ofrece un bien o objeto de valor equivalente o superior a la cantidad de la deuda. En caso de impago, el prestamista se queda con el bien ofrecido como garantía.
En otras palabras, en estos préstamos, el bien de nuestra propiedad responde por la deuda. Los bienes más comunes para esto son el coche o la vivienda, ya que su valor suele ser suficiente para actuar como garantía. Por ejemplo, si el préstamo está garantizado con un coche, el vehículo será la garantía ofrecida al prestamista y se quedaría con él si no cumplimos con el pago. Del mismo modo, en un préstamo garantizado con una vivienda, la casa sería el bien que el prestamista retendría.
El contrato debe especificar claramente el bien ofrecido como garantía, y ambas partes deben aceptarlo.
En este caso, un banco actúa como avalista y se compromete a cumplir con la deuda en caso de que el prestatario no pueda hacerlo. Al ofrecer un aval bancario, el banco asume la responsabilidad de pagar la deuda pendiente. Debido al riesgo que esto representa para el banco, normalmente se requieren comisiones, cuya cantidad varía según el plazo, tipo de préstamo y nivel de riesgo. Además, los bancos suelen ofrecer avales solo a sus propios clientes.
Cuando hablamos de préstamos con aval, nos referimos a varios tipos de créditos. Estos incluyen tanto préstamos respaldados por una garantía específica, como aquellos que cuentan con un avalista. En el segundo caso, el avalista es una persona con recursos financieros que asegura el préstamo.
El papel del aval es ofrecer una garantía de pago al prestamista o entidad financiera. Si el prestatario no cumple con los términos del préstamo, el avalista o el bien garantizado se encargará de saldar la deuda. Esto asegura al prestamista que el dinero será recuperado, ya sea a través del avalista o del bien ofrecido como garantía.
Los préstamos con aval son especialmente útiles para personas que tienen un perfil financiero menos sólido, como aquellos que están desempleados (aunque existen préstamos para desempleados), figuran en registros de morosidad como ASNEF, tienen muchas deudas, o tienen ingresos insuficientes.
Las condiciones de los préstamos con aval son similares a las de los préstamos tradicionales ofrecidos por bancos. Al igual que en estos préstamos, se aplica un tipo de interés sobre la cantidad prestada, y se establecen plazos de pago, cuotas, comisiones y otros costos adicionales.
Es crucial prestar atención a estos detalles. Debes considerar si el importe del préstamo cubre tus gastos, si el plazo de amortización resulta en cuotas manejables, si los intereses son razonables y si hay otros costos que puedan aumentar el total del préstamo.
La cantidad que puedes solicitar estará influenciado por el tipo de aval que ofreces y por las políticas del prestamista. En cualquier caso, las condiciones pueden variar considerablemente dependiendo de la entidad financiera, tu perfil crediticio y otros factores. Por lo tanto, es esencial comparar distintas ofertas de préstamos con aval antes de tomar una decisión.
Aparte de los préstamos garantizados, que son útiles para quienes necesitan financiación y no califican para préstamos más convencionales, hay productos financieros que no exigen un aval.
Por ejemplo, los minicréditos y los préstamos rápidos no requieren aval. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos tipos de financiación suelen tener tasas de interés más elevadas y condiciones menos favorables. Por esta razón, es recomendable utilizarlos solo como una solución puntual en lugar de recurrir a ellos de manera regular.