En credilemon podrás comparar y elegir la tarjeta que más te convenga. Disponemos de tarjetas de crédito, débito o revolving hasta tarjetas especialmente diseñadas para tus viajes o inversión. Compara condiciones, comisiones, intereses de forma transparente para poder tomar una decisión acertada.
Existen diferentes tipos de tarjetas bancarias, muy diferentes entre ellos y debes saber qué características tiene cada tipo para hacer una elección correcta según lo que estás buscando.
Lo primero que debemos saber es que una tarjeta bancaria (de cualquier tipo) es un método de pago. La tarjeta está de alguna forma conectada a un banco y permite hacer pagos electrónicos o ingresar/sacar dinero en efectivo de un cajero (en algunos casos con comisiones y en otros sin). Esto es común a todas las tarjetas bancarias, aunque la parte importante y en la que se diferencian es cómo y bajo qué condiciones está la tarjeta conectada al banco.
Es el tipo de tarjeta bancaria más común. En el año 2023 más de un 53% de las tarjetas emitidas en España fueron de débito. Su característica básica es que van ligadas a una cuenta bancaria del mismo banco que emite la tarjeta. Por lo que cualquier operación realizada con esta tarjeta (pagos en comercios, retirada en efectivo, etc.) se cargan directamente a la cuenta bancaria. Por norma general es un tipo de tarjeta con comisiones muy bajas o inexistentes en algunos casos. Es la tarjeta más recomendada por los expertos para gestionar la economía diaria y gastos habituales.
Es muy importante entender que este tipo de tarjetas no tiene nada que ver con las tarjetas de débito. Mientras las tarjetas de débito son un simple método de pago ligado a una cuenta bancaria, las de crédito son en si mismas un producto financiero que genera unos intereses. De forma resumida, son créditos bancarios sin un importe exacto (pagarás intereses según el importe que gastes). Tienen ciertas ventajas como disponer inmediatamente de un dinero que no se tiene en la cuenta bancaria, pero también conllevan riesgos como el sobreendeudamiento, por lo que requieren de una gestión muy responsable.
Estas tarjetas son un tipo de tarjeta de crédito. Mientras las tarjetas de crédito tradicionales cobran los gastos al mes siguiente, las revolving permiten pagar a plazos (en cuotas mensuales) el dinero gastado a crédito. Permiten más flexibilidad pero a la vez hay que ir con más cuidado ya que los intereses suelen ser más altos y los costes aumentan en función del plazo de pago que se apliquen.
Es un tipo de tarjeta muy poco común pero que sin embargo sigue existiendo. Es una tarjeta que te permite hacer todas las operaciones de las demás tarjetas con la diferencia que tiene asignado un saldo, es decir, un importe que se ha cargado previamente en la tarjeta. Su uso por lo general se limita a padres que quieren dotar a sus hijos de cierta independencia financiera controlando los gastos.
Es un tipo de tarjeta diseñado específicamente para moverse por el extranjero sin problemas. Existen tarjetas de este tipo a débito, a crédito y de prepago. Por lo general estas tarjetas suelen ofecer ventajas en comparación a las tarjetas tradicionales como disponer de tasas de intercambio de monedas favorables, menores o nulas comisiones por pagos fuera de España y la UE o la retirada en efectivo en cajeros de todo el mundo.
Es importante remarcar que actualmente la mayoría de bancos (y especialmente neobancos) ofrecen sus tarjetas en formato virtual para poder pagar directamente desde el móvil sin llevar encima la tarjeta física. A efectos prácticos son el mismo producto y la única diferencia que puede haber está en costes de emisión (las virtuales no suelen tener).
Una tarjeta de débito es un instrumento que te permite utilizar el dinero en tu cuenta para pagar. Para que funcione, tienes que tener saldo disponible en tu cuenta y nunca vas a poder pagar un importe más alto que el dinero que tienes.
Una tarjeta de crédito te da acceso a una línea de crédito hasta cierta cantidad. Por ejemplo, 5.000€. Vas a poder pagar con la tarjeta de crédito así no tengas dinero en tu cuenta, hasta llegar a ese límite de 5.000€. A cambio, luego tienes que devolverle ese dinero al banco y normalmente cobran un porcentaje de interés sobre el importe gastado.
Cuando solicitas una tarjeta de crédito, el banco evalúa tu perfil y te asigna un límite de crédito. Una vez recibas la tarjeta, vas a poder utilizarla para pagar o sacar dinero del cajero hasta que alcances ese límite.
Por ejemplo, si te aprueba un límite de crédito de 5.000€, puedes realizar una compra por 2.000€, sacar 400€ del cajero y luego hacer otras dos compras de 1.100€ y 1.500€. Pero, si tratas de hacer esa última compra por 1.600€ la operación será rechazada porque el monto supera tu límite de crédito.
El límite de crédito se recupera a medida que lo pagas. Por ejemplo, si primero pagas los 2.000€ de la primera compra, entonces sí podrías hacer la compra de 1.600€ sin problemas. Además, hay que entender que las tarjetas de crédito suelen cobrar un tipo de interés sobre el dinero gastado. Hay tarjetas que no cobran intereses solo si pagas la totalidad de la deuda al final de cada mes, pero si solo pagas una parte, sí tendrás que pagar intereses.
Hay tarjetas de crédito tradicionales y tarjetas de crédito revolving. Con las tarjetas tradicionales, al final de mes pagas lo gastado en ese mes. Las tarjetas revolving te permiten aplazar los pagos, de forma que cada mes pagas una cuota fija hasta pagar la totalidad del crédito. Estas tarjetas son más flexibles, pero también suelen tener intereses un poco más altos.
Los beneficios de las tarjetas de crédito son:
Te permiten financiar compras grandes, como por ejemplo, reemplazar un electrodoméstico estropeado o pagar un viaje
Te ayudan a construir un buen historial de crédito si las utilizas responsablemente
Suelen tener ventajas como cashback, descuentos o millas de vuelo por utilizarlas
Pero también vienen con peligros. Es importante hacer un uso responsable de las tarjetas de crédito y no gastar más de lo que puedes pagar, ya que eso puede llevar a sobreendeudamiento.
Solo es necesario tener un DNI/NIE vigente y una cuenta bancaria. La entidad que concede la tarjeta utilizará la cuenta bancaria para determinar si concederte la tarjeta o no, y de allí se descontarán los pagos cada mes. La cuenta no tiene por qué ser de la misma entidad que te concede la tarjeta.
Las tarjetas de crédito suelen venir con seguros y protecciones para evitar fraudes, por lo que son más seguras de utilizar en línea que las tarjetas de débito. Aún así, es importante ser cuidadoso con la información de la tarjeta y asegurarse de solo introducirla en sitios web de confianza.
Son un tipo de tarjeta de crédito que permite aplazar los pagos, de forma que cada mes pagas una cantidad fija del dinero que debes, hasta amortizar toda la deuda. La ventaja de este tipo de tarjetas es que sabes de antemano cuánto deberás pagar y puedes planificar tu presupuesto más fácilmente. La desventaja es que suele tener intereses más elevados que una tarjeta de crédito tradicional, por lo que el crédito termina siendo un poco más caro.
Son un tipo de tarjeta de crédito que funciona más como una tarjeta de débito. Para utilizar esta tarjeta debes recargarla con el importe que creas conveniente; por ejemplo, 100€. Después, podrás utilizarla para pagar, siempre que el importe del pago no sobrepase los 100€ que recargaste. Son un tipo de tarjeta popular para dar a hijos menores o para pagar en línea, ya que es imposible gastar dinero de más al utilizarlas.