Una tarjeta de crédito te permite pagar una compra o sacar efectivo de un cajero automático incluso si no tienes dinero en tu cuenta bancaria. Después debes devolverle el dinero gastado al banco con intereses, como en un préstamo. En Credilemon puedes comparar distintas ofertas de tarjetas de crédito y elegir la mejor para tus necesidades:
Una tarjeta de crédito es un medio de pago del que puedes disponer incluso si no tienes dinero en tu cuenta bancaria. Te permite pagar compras y sacar efectivo de cajeros automáticos. Cuando contratas una tarjeta de crédito, el banco te aprueba una línea de crédito dependiendo de tu perfil bancario. Por ejemplo, 2.500€ al mes. Puedes utilizar tu tarjeta para pagar y sacar efectivo tantas veces como quieras hasta que alcances ese límite de 2.500€.
Utilizar la tarjeta de crédito es contraer una deuda, ya que debes devolverle al banco el importe que gastaste. Dependiendo de cuánto tiempo tardes en poder devolver el importe, podrías tener que pagar intereses.
Las características específicas dependen de la institución que emita la tarjeta. Estas instituciones suelen tener diferentes tarjetas con especificaciones propias para distintos tipos de clientes. Pero algunas de las características comunes suelen ser:
Puedes elegir si gastar hasta el límite de tu línea de crédito o solo una parte, y pagas únicamente lo que gastas
0 intereses si pagas todo el importe adeudado a fin de mes
Si debes pagar intereses, la tasa suele ser mayor que la de otros préstamos personales
Descuentos en ciertos establecimientos si pagas con la tarjeta
Seguro de viaje si compras billetes de avión o reservas de hotel con la tarjeta
El límite puede llegar hasta los 10.000€, dependiendo del historial financiero de la persona
Son aceptadas como forma de pago en el extrajero
Protección contra fraudes o tarjetas duplicadas
En algunos casos te pueden devolver un 1-2% de las compras realizadas con la tarjeta, descuentos en gasolineras o suministros (factura de la luz o gas).
Es importante que revises cuidadosamente las características específicas de cada tarjeta antes de decidir contratar una.
Las tarjetas de débito son el tipo más común de tarjeta. Se diferencian de las de crédito en que cuando pagas, el dinero se descuenta automáticamente de la cuenta asociada. Esto quiere decir que si no tienes dinero en esa cuenta, el pago no será aprobado. Con una tarjeta de débito solo puedes gastar el dinero que tienes disponible en el momento. Por lo que una tarjeta de débito es simplemente un método de pago, no un producto crediticio.
Por otro lado, las tarjetas de crédito te permiten hacer pagos incluso si no tienes dinero disponible. El banco compensará a la tienda en tu lugar y te permitirá disfrutar de tu compra en el momento. A cambio, tú contraes una deuda con el banco.
Existen 4 tipos de tarjetas de crédito:
Es el tipo más común de tarjeta de crédito. Se la pides al banco, o este te la ofrece por tu historial como cliente, con un límite mensual de crédito. Estas tarjetas suelen ser emitidas en colaboración con empresas financieras como Visa, Mastercard o Amex, lo que hace que sean aceptadas en una amplia variedad de comercios. A fin de mes, debes devolver el dinero.
Este tipo de tarjeta es una mezcla entre una tarjeta de crédito y una de débito. Como las tarjetas de crédito tradicionales, se emiten con empresas financieras como Visa, Mastercard o Amex. Pero tienen la diferencia de que tienes que depositar dinero en la tarjeta y solo podrás pagar mientras tengas saldo disponible en la misma. En ese sentido, se parecen más a una tarjeta de débito.
Este tipo de tarjetas es útil para personas que quieren los beneficios de una tarjeta de crédito, pero que quieren tener sus gastos controlados. No es posible hacer gastos impulsivos e irresponsables con este tipo de tarjetas, por lo que puedes mantener tus finanzas personales en orden con mayor facilidad. Es el tipo de tarjeta menos común, y por norma general se utiliza en casos familiares, donde los padres quieren empezar a dar responsabilidades financieras a sus hijos.
Esta tarjeta funciona exactamente igual que las tarjetas de crédito tradicionales. La única diferencia está en la forma en que devuelves el dinero. A fin de mes devuelves solo una parte del dinero gastado. Podría ser un importe variable o una cuota fija, dependiendo del acuerdo que tengas con el banco.
Este tipo de tarjetas aplican intereses, por lo que si pagas una cantidad muy pequeña cada mes, vas a tardar más tiempo en devolver todo el importe y vas a tener que pagar más intereses.
Estas tarjetas son emitidas por instituciones que no necesariamente son bancos. Por ejemplo, una cadena de tiendas puede tener una tarjeta de crédito que ofrecen a sus clientes para darles la oportunidad de comprar en sus tiendas y pagar las compras después. Solo puedes utilizar esta tarjeta en los locales de la entidad emisora y en tiendas adscritas. En general, solo son útiles si eres un cliente frecuente de la institución emisora.
Antes de comenzar a comparar tarjetas es importante que pienses en si necesitas tener una o no, y en caso de que sí, qué uso le vas a dar. Una tarjeta de crédito mal utilizada podría dañar mucho tu salud financiera y tu capacidad de ahorro, por lo que es importante que consideres para qué la vas a usar y que tengas un compromiso contigo mismo a no utilizarla de forma impulsiva o irresponsable.
Si ya lo has pensado y una tarjeta de crédito es lo que necesitas, tienes que considerar tu capacidad de pago. Primero piensa en cuánto puedes permitirte pagar al final de cada mes. Luego, mira los diferentes límites de crédito de la tarjeta y pregúntate en cuantos meses podrías devolver ese dinero. Ten en cuenta que cuanto más tiempo tardes en devolverlo, más caro te saldrá el préstamo. Así que elige el límite de crédito que puedas pagar en menor tiempo, incluso si lo gastas todo.
En segundo lugar, fíjate en las ventajas de las distintas tarjetas para elegir la que mejor se adapte a tu estilo de vida. Si solo haces viajes una vez al año como mucho, una tarjeta con seguro de viajes quizá no sería la mejor opción para ti. Pero si tienes un coche, una tarjeta que ofrezca descuentos en gasolineras podría serte muy útil.