Un préstamo con aval es cuando una persona o un bien sirven como garantía de que pagarás el préstamo. Si no lo haces, esa persona tendrá que pagar por ti o la entidad podrá quedarse con el bien utilizado. En Credilemon puedes encontrar diversas ofertas de préstamos con aval y escoger la que mejor funcione para tu situación.
Los préstamos con aval son un tipo de préstamo en el que una persona o un bien material sirven como garantía de que vas a devolver el dinero que pediste. Sirven para facilitar que una persona obtenga un préstamo aunque no cuente con un trabajo estable. El préstamo hipotecario o hipoteca es uno de los préstamos con aval más conocidos, pero también hay otros.
Los préstamos con aval pueden ser de tres tipos principales:
Aval personal: Se trata de que una persona, usualmente un familiar o amigo, avala que tú vas a pagar el préstamo que estás solicitando. En caso de que no lo pagues, por cualquier motivo, entonces sería responsabilidad de esa persona pagarlo en tu lugar.
Garantía: Es cuando se utiliza un bien para avalar o garantizar que vas a pagar el préstamo. Hay varios sub tipos:
Préstamo prendario o pignorado: Utiliza prendas de valor como joyas, relojes, monedas, artículos electrónicos, etc. El objeto que utilices como garantía se queda con el prestamista y lo recuperas cuando termines de pagar el préstamo.
Préstamo con garantía de auto o moto: En este caso, entregas documentación sobre tu vehículo al prestamista, pero puedes continuar utilizando el vehículo sin problemas, no se queda con ellos ni cambia de propiedad.
Préstamo hipotecario: Este préstamo se utiliza específicamente para adquirir o renovar una vivienda y la misma vivienda adquirida funciona como aval o garantía. La casa continúa siendo de tu propiedad y puedes vivir en ella sin problemas mientras pagas el préstmamo.
Aval bancario: Un banco puede avalar a sus propios clientes ante otra entidad. Cuando esto sucede, el banco se compromete a pagar la deuda en caso de que el cliente no pueda hacerlo. Conseguir que el banco te avale usualmente implica pagarles una comisión por el servicio. Además, si el banco llegara a pagar por ti, tú tendrías que devolverles el dinero a ellos en lugar de al prestamista original.
Contar con un aval es una gran ventaja a la hora de pedir un préstamo. Generalmente los préstamos con aval tienen intereses más bajos y es más fácil que los aprueben. Además, te permiten acceder a montos más altos que con otro tipo de préstamos. Por ejemplo, conseguir el dinero suficiente para comprar una casa con un préstamo personal sin aval sería muy difícil y costoso, pero con un préstamo hipotecario se vuelve más sencillo.
Sin embargo, el aval también trae varias desventajas que no se pueden olvidar. El proceso de solicitud es más complejo porque necesita más documentación. Por ejemplo, tendrías que entregar tanto tus documentos como los de tu avalista, en el caso de un aval personal. Además, si caes en impago, estarías en riesgo de perder el bien que utilizaste como aval o pondrías en una posición difícil a la persona que accedió a avalarte.
Si quieres ayudar a que alguien más consiga un préstamo solo necesitas los mismos requisitos que entregarías si fueras a pedir el préstamo tú mismo. Tienes que ser mayor de edad y tener ingresos estables, por lo que necesitarías entregar tu documento de identidad y un recibo de sueldo o declaración de la renta. Esto es necesario para demostrar que tienes la capacidad de pagar en caso de que tu avalado no lo haga.
En segundo lugar, también es muy importante que no tengas deudas propias. Si pediste algún préstamo, págalo por completo antes de intentar avalar a alguien. También es mejor si lo pagaste a tiempo para evitar que se refleje negativamente en tu historial. Necesitas un puntaje alto en el Buró de Crédito para que los bancos confíen en ti.
Finalmente, ayuda si tienes alguna propiedad a tu nombre, como una vivienda o un auto. Como es mejor que no tengas deudas, es importante que la propiedad ya esté completamente pagada.
Querer ayudar a un familiar o amigo es normal, pero es importante que tengas en cuenta todas las implicaciones de ello antes de ofrecerte a hacerlo. La primera implicación es que te va a ser difícil pedir un préstamo para ti mismo una vez sea avalista de alguien más. Las entidades considerarán que si tu avalado cae en impago, entonces tu capacidad de pagar tu propia deuda se verá afectada porque tendrás que pagar la de alguien más. Ese riesgo hará que estén más reacios a prestarte.
La segunda implicación es que si tu avalado cae en impago, tendrás la responsabilidad real de pagar en su lugar. Por ello, asegúrate de solo avalar un préstamo por una cantidad que sabes que podrás pagar si llega a darse el caso. De esa forma, evitas encontrarte en una posición donde tengas que pagar más dinero del que tienes porque tu amigo se quedó sin trabajo. También, trata de avalar a alguien que sea responsable y que confías que podrá pagar. Puede ser tentador avalar a alguien irresponsable en un intento por ayudarlos a mejorar su vida, pero podría dejarte en una mala situación si no tienes cuidado.